Ojalá hagamos de la felicidad una cosa profunda. Ojalá no la confundamos con la estupidez jamás, jamás.


(Angélica Lidell)


domingo, 26 de abril de 2009

sobre la última función

Ayer intenté hacerlo pensando en que son las cisdcunstancias del ahora las que miden mi capacidad de trabajo. Ayer volví a llorar como un niño pequeño despues de actuar.
Porque las cosas no funcionan, pero yo tampoco. Y me sentí fracasado e inutil. Solo me gusta esto, no me gusta otra cosa que el teatro, y en eso soy mediocre.
Y me pregunto qué pensará la gente del curso cuando se habla de la obra



(esto lo escribí el día 1 de abril, día despues de la última función de "los figurantes". Por fin se acababa. pero...
Lo encontré hoy en la carpeta de documentos)

3 comentarios:

  1. Pues yo también he buscado en el baúl de los recuerdos... unas cosas llevan a otras...
    Nunca te he hablado de una pintora de Córdoba que pinta cactus sin espinas...
    Anoche la envié un mail, le decía que había pensado en ella que qué curiosa la forma en la que se encuentran los opuestos, que si al final, haciendo las cosas del derecho o del revés seguramente todos buscábamos quitarle las espinas a nuestro cactus...
    Y de repente otro recuerdo por contraste... el tuyo del 1 de abril... el mío, del 26-10-07...
    hace 2 años, al parecer... mi cactus tenía menos espinas... o eso creo... apenas lo recuerdo... Esto es lo que había en el fondo del baúl:

    Seguro que te has fijado en las caras de la gente por la mañana... incluso en la tuya. La gravedad se impone en la humanidad, la mayoría de las comisuras, de la mayoría de todas las bocas, que tanto dicen de la mayoría de las caras que las transportan, sucumben a la gravedad.
    Solo una minoría ridícula, para la mayoría de mandíbulas tensas, labios apretados y comisuras deprimidas, lucha contra la gravedad y esgrime una tímida sonrisa que generalmente con una generosidad pasmosa, brinda a su entorno mas hostil.
    Debajo de cada armadura se esconde un deseo de no fruncir el ceño cada mañana, de no dejarse dominar por la gravedad...
    La gran mayoría, observa a la ridícula minoría, casi siempre de reojo, pero la observa; y de esa gran mayoría surge una nueva minoría que se deja contagiar por la ridícula minoría, y entonces esta, deja de ser ridícula por mayoría, cuando ambas partes parecen sonreír por el mismo motivo.
    Un día decides formar parte de la minoría, de forma consciente, salir a buscar tu sonrisa... abrir la ventana y dejar que el viento te roce la piel, abrir de par en par la puerta y buscar algo o alguien que levante las comisuras de tus labios... total por nada, sin ningún motivo aparente, solo el encuentro.
    Desde entonces, hablando de los días más recientes; he sido consciente de regalar con total generosidad varias sonrisas a ritmo de bossa nova, imaginando que al abrir las ventanas el viento me trae las notas de Baden Powell de forma obsesiva, buscando la perfección en la ejecución de una pieza enrevesada, que como casi todas las difíciles es bellísima.

    No me obsesiona la idea de no volver a encontrarte por cualquiera que fuese el motivo, pero quería que supieses que hoy podría ser un buen día para que quizá desde el lado de la mayoría, quisieras dejarte contagiar por esta ridícula minoría y regalarle una sonrisa al mundo.

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  2. Ah... y como puedes apreciar, ya he aprendido a agenciarme una identidad propia... que te parece? a tomar por culo el anonimato.

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  3. ...los grados de la vaporización del cannabis...

    y últimamente me salen más esas sonrisas, me siento más cerca de ser ridícula minoría, orgulloso de ello...
    las sonrisas pueden cambiar lo inerte que nos rodea. Al menos, a veces, lo hace parecer más vivo.

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