Ojalá hagamos de la felicidad una cosa profunda. Ojalá no la confundamos con la estupidez jamás, jamás.


(Angélica Lidell)


domingo, 17 de abril de 2011

No como porque me alimento de los silencios, de los momentos de quietud, de los errores de los demás, de las melodías de anoche.
No como porque mi hambre es de palabras y notas, de ambientes y humaredas.
No como porque tengo hambre de ti y puede que nunca te vuelva a comer.
No tengo hambre de comida. Tengo hambre de otras cosas. De crear, de caminar, de evolucionar, de comprender y comprenderme. Tengo hambre de sentir lo mismo que sentía contigo, y hambre de no necesitarlo.

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