...de repente, me he encontrado con aquél conocido con quién hablar de viajes y lugares lejanos, porque su casa está allí. Cinco minutos después, subiendo las escaleras, mis manos se han apretado con fuerza a la barandilla, mi boca ha apretado sus dientes y mi cabeza que ha quedado agachada mientras casi lloraba. Y el pecho me dolía, y no podía moverme. Me kedé klavado, como una enorme piedra, en mitad de la escalera, con los recuerdos azotándome, destrozándome...me ha pasado antes...cuesta recuperar el control y volver a moverse y reducir la intensidad de dolor de la memoria trasladándose de nuevo allá lejos...espasmos así se repiten cada poco...
domingo, 8 de mayo de 2011
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